¿Qué debe hacer un directivo de colegio frente a casos de bullying?
¿Por qué los colegios deben estar libres de acoso?
La Organización Mundial de la Salud, en su último reporte, reconoce el rol tan importante que tienen los centros educativos para promover y proteger la salud mental de niños y adolescentes.
Los colegios pueden ser espacios que promuevan y habiliten no sólo el aprendizaje, sino el bienestar, proveyendo a los alumnos de las habilidades, competencias, hábitos y estrategias de afrontamiento de problemas necesarias para la vida.
También es en las escuelas donde se pueden gestar experiencias que actúen en detrimento de la salud mental, el bienestar y la integridad de los alumnos, promoviendo actitudes de racismo, exclusión, discriminación, entre otros.
A la escuela acuden los y las estudiantes para desarrollarse de manera integral, es decir, en todas las esferas: cognitiva, afectiva, social y moral.
Cada vez son más los directivos que reconocen que todo lo que acontece en el ámbito de convivencia es importante tanto para la formación de la personalidad de los escolares, como para el equilibrio emocional de los profesores.
Tampoco es novedoso, pero sí muy necesario señalar que nuestra sociedad vive una crisis de tejido social, debido a las manifestaciones de violencia que se ven en distintos contextos y cuyos detonantes nos atañen a todos.
En la violencia, existen tres partes involucradas: espectadores, agresores o víctimas, y dependiendo el escenario en el que se manifieste serán también las consecuencias que tenga en el entorno inmediato de los involucrados.
De la palabra “acoso” derivan variedad de posibles manifestaciones, pues existe el acoso laboral, sexual, escolar y también en una relación afectiva. En estos vínculos se gesta y expresa la agresión e intimidación en distintos grados y repercutiendo de manera diferente a cada víctima.
En esta ocasión, me abocaré en el acoso escolar o bullying; un tipo de violencia ejercida en la escuela que, si bien se ha hecho más visible en los últimos años, no es un fenómeno para nada reciente.
Bullying en los centros educativos
Cada vez hay mayor conciencia sobre los efectos que tiene el bullying a nivel académico, social e individual, tanto para los agresores como para las víctimas. Es por ello que se utilizan distintos programas de intervención, estrategias para prevenir y poder actuar a tiempo.
Hay que reconocer que, en esta problemática, si bien la prevención es necesaria, tampoco es suficiente para garantizar aulas positivas, en donde los estudiantes puedan aprender sin miedo.
Partamos de algunas diferencias importantes para poder definir el acoso escolar de manera clara.
Entendiendo el bullying o acoso escolar
Es necesario no confundir un conflicto o indisciplina con desmotivación, ni lo anterior con maltrato y violencia. También vale aclarar que el acoso no solo ocurre en el aula, sino que puede extenderse a los pasillos, patios y áreas comunes, entradas y salidas, es decir, todo espacio que tenga potencial de ser espacio creativo y estimulante, lo tiene también para ser área de confrontaciones y agresiones.
El acoso escolar o bullying es un fenómeno de violencia que afecta a la convivencia escolar y a todo el sistema de relaciones interpersonales sobre el cual tiene lugar el fenómeno educativo y el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además, en este proceso se cuelan emociones positivas y negativas con un gran efecto en el resultado educativo final, afectando a víctimas y agresores.
El bullying consiste en que uno o más individuos abusen física, verbal o emocionalmente de otros, lo cual incluye amenazas de daños corporales, posesión de armas, extorsión, violación de los derechos civiles, agresiones con lesiones, entre otros intentos (fallidos o no) de lastimar al otro.
Sin embargo, la forma más habitual y normalizada es la burla o la broma. Es importante distinguir que cuando estas se dan de manera sistemática y repetida hacia una persona en particular, estamos hablando de acoso.
Si bien una persona bromista ocasional puede hacer chistes sobre algún tema a fin de hacer amena y ligera la convivencia, en el acoso hay un ataque físico o psicológico continuo hacia una misma persona, lo cual hace sentir al llamado bully como poderoso mediante la intimidación ejercida a otros.
Existen distintas formas de presentación del acoso, desde aquellas que tienen un alto riesgo de terminar en tragedia y otras que pueden ser malos tratos, malas relaciones y conflictos que se presentan con prepotencia y desigualdad social.
En ambos casos se requieren intervenciones diferentes a nivel educativo, pues son verdaderamente negativas las conductas y actitudes de agresión injustificada y cruel que se dan en este fenómeno que afecta la salud mental del alumno.
Algunos autores sugieren que los factores ambientales propician este tipo de comportamientos agresivos desde los primeros años de la infancia.
Algunos de estos factores son la falta de atención por parte de los padres, presenciar conductas agresivas en el hogar, la existencia de algún tipo de recompensa o ganancia secundaria por ejercer la violencia, así como tener constantemente una retroalimentación negativa.
Para los abusadores, el mundo que los rodea es más negativo que positivo. Con lo anterior, podemos subrayar el papel que tienen las aulas y los profesores como agentes de convivencia, en tanto la escuela es un microcosmos de lo que ocurre en la sociedad.
En México, en un artículo publicado por Simetría, A.C en Animal Político, la ONG internacional Bullying sin Fronteras informa que, «los casos de acoso infantil han incrementado en México. De acuerdo con cifras, del 2020 al 2021, 7 de cada 10 infantes fueron víctimas de bullying o ciberbullying».
Por otra parte, un Informe reciente en España afirma que el 24.4 % de los alumnos reconoce haber participado en actos de acoso escolar. El 56.5% señala que las burlas hirientes sobre el físico de la víctima es uno de los actos más comunes.
Lo preocupante es que el 45.4% de los encuestados reveló que los profesores “no hacen nada” y el 61.7% expresó que el centro educativo no actúa frente a estas situaciones.
Vale considerar que una de las piezas claves para poder prevenir y atender el bullying es reconocer la gran influencia que tienen los profesores a la hora de marcar el tipo de conductas que son valiosas y reconocidas de manera positiva para la convivencia.
Cuando esta postura es difusa y el profesor muestra cierta empatía hacia las burlas o comentarios, esto actúa en detrimento de la convivencia positiva y por supuesto del aprendizaje e integridad del alumno en cuestión.
De acuerdo con Beane (2011), los centros educativos tienen la capacidad de generar un clima que promueva una toma de decisiones favorable para prevenir y erradicar el bullying.
Hay tres aristas que se necesitan abordar:
Padres y madres de familia, así como el personal docente y administrativo necesitan demostrar al alumnado que están al mando de la situación y que no se tolerará en el colegio que ningún acto de acoso.
El personal docente necesita responsabilizarse de ofrecer una mejor supervisión y una vigilancia más cautelosa en el aula, en pasillos, en áreas comunes.
El alumnado necesita saber que tiene el derecho a no ser dañado y a contar con un ambiente educativo seguro que favorezca su aprendizaje.
¿Qué deben hacer los directivos de colegios frente a casos de bullying?
A continuación, una serie de recomendaciones para directivos a fin de robustecer su estrategia de prevención y atención del acoso escolar.
Estar atento a la convivencia de la comunidad escolar
La primera estrategia para poder intervenir consiste en realizar una observación, exploración y diagnóstico sobre la realidad concreta de cómo se convive en el centro educativo.
Esto incluye no solo la interacción entre alumnos, sino a toda la comunidad educativa. En ocasiones, la relación maestro-alumno también puede ser motivo de conflictos y tensiones de comunicación que propician efectos en la dinámica grupal y por supuesto en el aprendizaje.
Supervisa la convivencia entre profesores
A partir de lo anterior, revisar la convivencia entre docentes también es vital para identificar las problemáticas que pueden existir en ese núcleo, pues estas tienen efectos en el aprendizaje del alumno, ya sea por comentarios, rumores o actitudes que se dejan entrever entre colegas y que los alumnos pueden percibir en pasillos, aulas o salas de docentes.
Así como los problemas entre docentes no afrontados de manera asertiva tienen efectos negativos, por otro lado, el afrontamiento honesto es el mayor estimulante para una convivencia y clima de trabajo-aprendizaje favorable.
Establece normas claras de convivencia
Es indispensable alinear la convivencia entre docentes y alumnos a los valores y filosofía de la institución.
Cada institución educativa tiene un código para comunicarse y convivir en el aula y fuera de ella. Si bien es evidente que al hablar de bullying hay valores muy particulares como el respeto y la tolerancia a la diversidad, también hay que reconocer que cada colegio lleva consigo una “marca” sobre el estilo de comunicación que mantiene y con ello, el clima de convivencia que propicia.
Sea cual sea esa marca, no hay que obviar que los valores mencionados son base para la convivencia, y el profesorado necesita tener claridad de ello, particularmente cuando trabaja con adolescentes, pues es la etapa de vida la que llegan a presentarse conflictos generacionales.
Realiza intervenciones anti-bullying
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las intervenciones anti-bullying son particularmente importantes para poder promover un entorno favorable para la salud mental, y pueden ser implementadas de diferentes formas.
Ejemplo de estas acciones son los programas de sensibilización para padres y madres de familia sobre la convivencia positiva dentro y fuera del aula; la formación constante para docentes en temas de gestión del aula basados en inteligencia emocional; y las campañas constantes para aumentar la conciencia sobre el impacto del bullying que pueden ser llevadas a cabo, dependiendo la edad, por los mismos alumnos.
Es necesario un seguimiento oportuno sobre el impacto que tienen estos programas en la comunidad escolar, haciéndolos partícipes mediante encuestas, foros de discusión, políticas y comités.
También se señala en el reporte de la OMS que las intervenciones más efectivas son aquellas que van dirigidas a todos los niveles del centro educativo, con un enfoque integral que incluya tanto políticas, como reglas de clase bien establecidas, así como la responsabilidad del centro educativo para que éstas se cumplan.
Promover el desarrollo de habilidades socioemocionales
Contar con Programas continuos de desarrollo de habilidades socioemocionales y campañas de prevención permanentes sobre diversos temas de Salud Mental favorecerá a la sensibilización y atención no solo del bullying, sino de todos los factores de protección necesarios para poder enfrentar situaciones sociales y emocionales de un modo más positivo.
Estas acciones fortalecerán las habilidades sociales de toda nuestra comunidad y tendrá efectos positivos en el aprendizaje y el rendimiento académico. Se sugiere que estas intervenciones no sean de única ocasión, sino que formen parte de un plan integral anual que incluya a todo el centro educativo.
Reconocer el papel del colegio en la construcción del tejido social
Con lo anterior, es ineludible asignar al aula y a la escuela, en tanto microcosmos de lo que ocurre en la sociedad, el papel tan importante que tienen como formadores de experiencias de aprendizaje social y académico, tanto para alumnos como para docentes.
Además de que fungen como espacios donde se puede promover el bienestar y la salud mental necesarios para que los y las alumnos se desarrollen plenamente en las distintas esferas de su vida, así como para que el profesorado encuentre en su centro de trabajo un clima favorable para su desempeño y crecimiento profesional.
Sin duda, hay que subrayar el rol tan vital que tienen los padres y madres de familia en atención a este tema, para que ellos puedan contribuir a la prevención de este tipo de acoso.
Es fundamental que procuren prestar atención al uso de redes sociales que hacen sus hijos, pues ahí se gestan dinámicas que propician el acoso tanto presencial como virtual; proveer una educación en valores que enaltezca el respeto y tolerancia a la diversidad, esto aplica para preferencia sexual, raza, religión, tamaño de cuerpo, etc.; y formar una sólida alianza con la escuela a fin de contribuir al bienestar físico y emocional de los estudiantes.
Referencias
World mental health report: transforming mental health for all. Geneva: World Health Organization (2022).
Agüera, P. (s. f.) 1 de cada 4 alumnos cree que en su clase se hace bullying. https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/bullying-anar-mutua/
Beane, A. (2011) Bullying: Aulas libres de acoso (2.ª ed.). Barcelona: Grao.
Animal Político. (2022) Los niños no están seguros ni en la casa ni en la escuela.
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