Estas son las 6 señales que distinguen a las escuelas vanguardistas.
El mayor problema que enfrenta la venta de servicios educativos es la falta de credibilidad de sus mensajes producto de la reiteración excesiva de argumentos de venta.
Si analizamos la manera de venderse de la mayoría de los colegios, nos daremos cuenta de que todos los mensajes se parecen entre sí a la hora de comunicar atributos y ventajas.
Todos afirman ser los mejores, tener a los maestros más preparados, las mejores instalaciones y los mejores planes de estudio.
Al utilizar los mismos argumentos de venta, los interesados comienzan a desconfiar y ponen en duda la veracidad de un discurso que se repite hasta el cansancio.
Si la mayoría de los colegios se repiten entre sí, entonces las instituciones educativas que quieran diferenciarse del resto tienen una gran oportunidad en el horizonte.
En un sector tan reiterado, innovar es evitar aquellas prácticas que todo el mundo hace e intentar hacer las cosas diferentes.
«Un colegio que innova es un colegio que prueba cosas nuevas» (Llorente, 2019).
¿Cómo diferenciarse de la competencia?
En primer lugar, debemos ser muy observadores e identificar aquellas acciones que todos emulan. Si notamos que todos hacen el mismo tipo de publicidad, nosotros deberíamos intentar un camino distinto.
Otra forma de diferenciarnos es realizando investigaciones y estudios propios que nos ayuden a crear metodologías de aprendizaje innovadoras y adaptadas a nuestro entorno.
Con la pandemia hubo colegios que aprovecharon la situación para desarrollar nuevos modelos de aprendizaje a distancia, incluso algunos desarrollaron sus propias plataformas digitales.
Carlos Llorente, en su libro “Marketing Educativo. Captación y fidelización de alumnos”, afirma que los colegios pueden obtener información de 3 fuentes para transformar sus servicios educativos.
La primera es la sociedad, que ofrece una visión de 360° del mundo en el que vivimos.
De ella debemos analizar las tendencias, los movimientos sociales, los avances tecnológicos, los cambios económicos y las nuevas demandas laborales de aptitudes y conocimientos.
La segunda fuente es el sector educativo, que ofrece información sobre lo que sucede en otros colegios local y globalmente.
Nos ayuda a estar actualizados en aspectos pedagógicos, prácticas de gestión, formación de profesorado, tecnología para la enseñanza-aprendizaje, y espacios escolares.
Y como tercera fuente, tenemos a los propios alumnos y sus familias. Aplicar encuestas, realizar grupos focales y sondeos nos ayudará a medir la calidad de nuestra experiencia, servicio y atención que ofrecemos.
Si queremos mejorar nuestro colegio, debemos comenzar preguntándole a nuestros usuarios cuáles son las cosas que debemos perfeccionar y cambiar.
Por último, también podemos buscar nuevas ideas en otros sectores y aplicarlas a lo educativo.
«Muchas ideas de éxito de nuestro sector han sido importadas de industrias que nada tenían que ver con la enseñanza» (Llorente, 2019).
Pero, si aún no somos usuarios de un servicio educativo, ¿cómo podemos distinguir a un colegio innovador?
Llorente afirma que existen 6 señales que debemos observar.
6 cualidades de los centros educativos innovadores
1. Desaparecen las aulas
Un colegio que se permite impartir clases en espacios poco convencionales es un colegio innovador.
Ahora con la pandemia, los colegios tradicionalistas tuvieron más problemas para adaptarse al mundo digital, pues se resisten a dejar el aula física.
2. La ciudad será una extensión del colegio
«La ciudad será el campo de prácticas, mientras que el colegio será un espacio oficina donde los alumnos encontrarán recursos para trabajar y lanzar dichos proyectos con éxito» (Llorente, 2019).
Los colegios innovadores aprovechan las horas de voluntariado y los trabajos sociales para que sus estudiantes salgan a la ciudad y se vuelvan promotores de la marca.
3. Las empresas serán espacios de trabajo para los alumnos
Los colegios altamente innovadores se preocupan por desarrollar conexiones con empresas importantes para que sus alumnos realicen en ellas prácticas profesionales.
4. Desaparecen los exámenes
Los colegios transformadores han abandonado la idea de que una prueba escrita es el único medio para evaluar el aprendizaje. Ahora, los maestros deben desarrollar actividades creativas que permitan medir el conocimiento de los estudiantes.
5. Multiage Classrooms
«Los alumnos ya no se agruparán únicamente por edades, sino por gustos y preferencias» (Llorente, 2019).
Hay grandes casos de éxito de colegios que han apostado por grupos heterogéneos y han obtenido excelentes resultados.
Este concepto se basa en respetar la diversidad de intereses de nuestros propios alumnos.
6. Aprendizaje a través de videojuegos y realidad virtual
El uso de tecnología incorpora un componente emocional que incrementa el nivel de participación y compromiso del estudiante.
Los proyectos educativos deben estar en constante evolución para poder adaptarse a las nuevas generaciones y sus intereses.
Referencias
Llorente, Carlos. (2019). Marketing educativo. Captación y fidelización de alumnos. ESIC Editorial.
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