¿Por qué algunas personas obtienen más poder que otras en las escuelas?
El poder en los colegios
En el sector educativo es muy común encontrar conflictos relacionados con el poder. Desde disputas por el liderazgo institucional entre directivos, hasta enemistades entre docentes por lograr mayor influencia en los alumnos.
Incluso dentro de los mismos salones de clases se libran batallas por conquistar el reconocimiento académico entre los propios alumnos.
Para evitar que las situaciones conflictivas se salgan de control, la escuela desarrolla un conjunto de leyes y normas con el propósito de volver previsibles los comportamientos de las personas que la conforman, es decir establecen zonas de certidumbre.
Pero como no es deseable ni posible prever absolutamente todas las conductas requeridas para el desempeño de cualquier rol, esas reglas también generan zonas de incertidumbre, otorgando cierta libertad de acción.
Es precisamente en esas zonas de incertidumbre donde los individuos toman decisiones personales con respecto a cómo desempeñar su rol, decisiones que pueden agradar o incomodar a quienes le rodean.
«El poder remite a las relaciones de intercambio entre los actores institucionales» y se mide en función de la capacidad de imponer restricciones a las zonas de incertidumbre de otros, y conservar las propias (Frigerio, Poggi y Tiramonti, 1992)
¿Cómo identificar a las personas con poder en los colegios?
Logran imponer su postura o enfoque en la vida institucional.
Influyen en la toma de decisiones.
Obtienen reconocimiento por parte de los directivos.
Disponen libremente del uso de los espacios.
Obtienen recursos económicos, beneficios o privilegios.
Alcanzan cargos o cualquier otro objetivo que se propongan.
«El poder no se posee, se ejerce» afirma Michel Foucault, el filósofo más importante con respecto al tema de la micropolítica (relaciones de poder entre individuos para conseguir sus propios objetivos).
Es entendible que, en el día a día de cualquier institución educativa, las personas que participan en ella desarrollen relaciones tanto armónicas como conflictivas.
Se suele pensar que los poderes están en los cargos, pero no siempre es así. El poder está en la capacidad de influir en las decisiones institucionales. A mayor capacidad de influencia, mayor será el poder de la persona o del grupo específico.
Formas de obtener poder en un centro educativo
1. Por el conocimiento de la normativa
Es el poder que se obtiene por conocer reglamentos o por dominar el marco legal necesario para una institución educativa.
2. Por la posesión de medios de sanción, recompensa o castigo
Es el poder de quienes tienen la facultad de sancionar, premiar o levantar reportes.
3. Por la posesión de los recursos económicos
Es el poder de quien asigna los presupuestos y decide en qué invertir.
4. Por el manejo de los medios de control de los recursos
Es el poder de quienes se encargan de controlar y administrar recursos asignados.
5. Por el acceso a la información
Es el poder de quienes manejan bases de datos o sistemas de información.
6. Por el control de la circulación de las informaciones
Es el poder de quienes obtienen primero la información, ya sea por el rol que desempeñan o por su cercanía con la fuente.
7. Por el control de las relaciones con la comunidad en la que está inserta la escuela
Es el poder de quien maneja las relaciones públicas o se encarga de vincular al colegio con el gobierno o la prensa.
8. Por la legitimidad que emana de la autoridad formal
Es quien ostenta cargos de poder dentro de la institución.
9. Por la competencia técnica o el grado de experticia
Es el poder que se obtienen por conocer el funcionamiento de algo que es necesario para la institución.
Los directivos de un colegio deben aprender a identificar las distintas relaciones de poder y conflictos de ego que suceden en el interior de su institución.
Mientras mejor los conozcan, mayor será su capacidad para desarrollar acciones que eviten el crecimiento de problemas que afecten al clima organizacional.
Se suele pensar que el poder es algo malo, y que las personas poderosas son siempre ambiciosas, egoístas e injustas. Nada más lejos de la realidad. El poder también puede servir para impulsar mejoras en la institución y hacer más agradable el clima laboral.
Las personas seguras de si mismas, emocionalmente estables, con aptitudes profesionales y dispuestas a trabajar en equipo, harán un mejor uso del poder.
Por el contrario, las personas inseguras, egoístas, poco preparadas y que no estén dispuestas a trabajar en equipo, usarán el poder de forma dictatorial y terminarán dañando la imagen de toda la institución.
El poder no es malo en sí mismo, depende de cómo se utilice.
Referencias
Frigerio G., Poggi M. y Tiramonti G. (1992) Las Instituciones Educativas. Cara y Ceca. Elementos para su comprensión.