Nuestro profesorado requiere de nuevas habilidades.
El papel del profesorado es pieza fundamental en los procesos formativos de la educación, es por ello que a lo largo del tiempo la Pedagogía ha discutido sobre cuáles son las habilidades que debe poseer un maestro.
Diversos autores han propuesto listas de habilidades y competencias de diferente índole. Las cuáles se han transformado con el paso del tiempo.
Moreno (2020) afirma que los primeros modelos de evaluación docente se construyeron en una época donde los profesores eran los únicos con acceso a las grandes bibliotecas, por eso desempeñaban el papel de transmisores del conocimiento.
El paradigma de Shulman propuso tres tipos de conocimiento de los profesores: el conocimiento del contenido de la materia, el pedagógico y el curricular. El equilibrio de estos tres garantizaba las aptitudes del docente frente al grupo.
Posteriormente, las habilidades del profesorado fueron más allá de la vocación y las competencias, y se le dio relevancia a los deberes y derechos éticos que lo comprometen ante la sociedad (Larrosa, 2010).
A finales de los años 70, las habilidades de liderazgo entraron a los colegios, y el docente tomó el rol de motivador y coach del alumno. Se le dio énfasis al liderazgo transformacional y el trabajo colaborativo en el aula.
El internet transformó la Educación
Con la llegada del internet y los buscadores en línea, el estudiante comenzó a adquirir autonomía de su propio conocimiento e inició un proceso de emancipación con respecto a la figura del maestro sabio.
En 2006, Mishra y Koehler agregaron el conocimiento tecnológico al paradigma de Shulman.
El manejo de las tecnologías implica un gran desafío para el docente, pues su naturaleza de actualización constante lo obliga a un continuo reajuste de estrategias pedagógicas.
Es un hecho que la pandemia y la digitalización del aula ha representado un salto educativo para el que no todos los profesores estaban preparados.
Aún antes del COVID-19, los teóricos ya habían señalado la importancia de las competencias tecnológicas en el profesorado; sin embargo, la pandemia aumentó su relevancia.
Moreno, (2020) afirma que es urgente replantear los procesos pedagógicos buscando metodologías que coloquen al aprendizaje por encima de la enseñanza. Esto significa que el nuevo profesorado debe estar consciente que el estudiante es más autónomo que antes.
El nuevo docente debe liberarse de posturas egocéntricas y aceptar que él ya no está en la centralidad del proceso.
Modelo de aula invertida
Los modelos tradicionales dejaron de ser viables en la educación virtual, en su lugar debemos optar por alternativas de enseñanza como el modelo de Aula Invertida, en el cual se pide al alumno que obtenga información sobre el tema a discutir.
Al llegar la sesión, los estudiantes exponen sus puntos de vista y generan un intercambio de ideas.
La emancipación del estudiante es un hecho que aterra a los profesores tradicionales, que ven peligrar su rol de autoridad ante la posibilidad de que el alumno pueda tener más y mejor información.
Así como hay maestros que chocan con esta nueva forma de entender la educación, también hay estudiantes que no están preparados para ser autónomos, pues eso implica una mayor responsabilidad en la gestión del propio tiempo y el cumplimiento de actividades.
La educación en línea obliga al estudiante a desarrollar una mayor disciplina, es por ello que muchos alumnos han caído en situaciones de angustia y agobio, llegando en algunos casos a abandonar los estudios.
Durante años, la tecnología educativa fue vista como un complemento de las competencias pedagógicas. Ahora es al revés, las competencias pedagógicas son las que buscan adaptarse a los sistemas de aprendizaje virtual.
Hoy el profesorado se enfrenta a un gran desafío: cambiar su manera de ver y entender el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Nuevas habilidades del profesorado
Capacidad de aceptar el cambio de roles, hábitos y objetivos.
Reconocimiento del aprendizaje autónomo del alumno.
Habilidades para la creación de experiencias digitales con fines pedagógicos.
Uso eficiente de herramientas tecnológicas.
Habilidades para la creación de contenidos multimedia.
Capacidad para adaptarse a circunstancias inesperadas producto de la dependencia tecnológica.
Flexibilidad para individualizar las instrucciones dependiendo de la situación personal y familiar de cada alumno.
Disponibilidad para apoyar al alumno, permanecer en contacto con él y mantener su motivación.
Capacidad para aceptar a la tecnología como parte esencial del nuevo proceso educativo.
Apertura a la actualización constante y el aprendizaje continuo de nuevas herramientas.
Los maestros que estén dispuestos a aceptar estos cambios serán quienes saldrán fortalecidos de estos tiempos de grandes transformaciones.
Referencias
Cabero Almenara, J., Llorente Cejudo, M. del C. y Morales Lozano, J. A. (2018) Evaluación del desempeño docente en la formación virtual: ideas para la configuración de un modelo. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 21 (1), 261.
Larrosa, F. (2010) Vocación docente versus profesión docente en las organizaciones educativas Teaching vocation versus teaching profession in educational organisations. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación Del Profesorado, 13, 43–51.
Moreno, S. (2020). La innovación educativa en los tiempos del Coronavirus. Salutem Scientia Spiritus, 6 (1), 14–26.
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