Las edu experience son una fantástica herramienta para captar nuevo alumnado.
En su libro “Marketing educativo” (2019), Carlos Llorente nos habla de la importancia de priorizar la experiencia del alumno en la gestión educativa.
Para este autor español, las instituciones educativas deben cambiar su cultura empresarial, «pasando de ser una organización centrada en los procesos a una centrada en las personas».
El experto en Mercadotecnia Educativa afirma que los colegios deben preocuparse por crear contextos ideales para que sus alumnos vivan experiencias placenteras que hagan más significativo el proceso de aprendizaje dentro y fuera del aula.
Estas experiencias deberían comenzar desde el diseño arquitectónico de los espacios.
Muchos colegios se quedaron con la idea obsoleta de que las aulas deben ser lugares cerrados y ausentes de toda clase de distractores.
Las escuelas ya no pueden seguir diseñándose como claustros enrejados que se asemejan más a una cárcel que a un espacio de aprendizaje.
Los colegios deberían arriesgarse a usar colores en sus paredes y dejar atrás el tradicional blanco y gris. Queremos espacios que activen la mente, no que la apaguen.
La experiencia del alumno también aplica al mobiliario. Es muy importante que los directivos se pongan siempre en los zapatos de sus alumnos, aunque también sería bueno que se pusiesen en sus pupitres.
¿El mobiliario es realmente cómodo?
¿El pupitre es adecuado para estar sentado en él durante varias horas?
La ergonomía de todos los objetos con los que interactúan alumnos y maestros también forman parte de la experiencia.
Sin embargo, las experiencias que hoy nos ocupan se refieren a las actividades extracurriculares que organizan los colegios para sus alumnos.
Actividades extracurriculares en centros educativos
Llorente expone un concepto indispensable para lograr lo que los mercadólogos llaman engagement o fidelización del alumno: las Edu Experience o experiencias educativas.
Las Edu Experience no son cualquier actividad extracurricular, son actividades construidas bajo 3 pilares fundamentales: la emoción, el juego y la libertad (Llorente, 2019).
Es indispensable que tengan dos tipos de objetivos claramente establecidos: uno de tipo pedagógico y otro de tipo mercadológico.
En su objetivo pedagógico, estas experiencias deben enseñar al alumno habilidades y capacidades que no estén incluidas en el programa de estudios, tales como estrategias de socialización, sensibilización artística o cultural, conducta cívica, conciencia ecológica, valores caritativos y de ayuda humanitaria, etc.
En lo mercadológico, las edu experience deben establecer objetivos medibles de fidelización o presencia de marca.
Si logramos combinar lo pedagógico y lo mercadológico en una experiencia creativa, divertida, emocionante y significativa para el alumno, entonces habremos logrado una verdadera edu experience.
El problema es que la mayoría de los colegios organizan actividades no académicas sin perseguir objetivos pedagógicos y mucho menos de marketing, convirtiéndose en meros pretextos para festejar de forma exprés alguna festividad o para subirse a alguna tendencia social, un ejemplo típico son las colectas de alimentos y víveres para poblaciones afectadas por desastres naturales.
Si bien hacer labor social es muy importante, sería mucho más efectivo si esta viniera acompañada de una campaña de concientización que condujeran al alumno a ver y vivir (experimentar) esas condiciones de desigualdad y descubrir el impacto que genera su donación sobre la vida de las personas afectadas.
Por lo general, el alumno permanece ajeno a la problemática, pues la actividad lo limita a colocar su donativo encima de una mesa, desconociendo el destino final de lo donado.
¿Cómo debe ser una buena actividad extracurricular?
Una buena actividad es aquella que va más allá de lo común y lo habitual.
Tan nociva es la falta de actividades extraacadémicas como el exceso de las mismas, sobre todo si carecen de una finalidad, pues el alumno termina percibiéndolas como pretextos de la institución o sus maestros para reducir el trabajo de impartir clases, generando una percepción negativa del colegio.
Las edu experience deben ser integradoras, y estar dirigidas a toda nuestra comunidad: alumnos, profesores, padres de familia y público en general. Jamás deben ser excluyentes, elitistas o promover la división o competencia entre grupos, pues eso solo provocará una lucha interna que terminará dañando la imagen de toda la institución.
Las edu experience no nacen de arrebatos creativos de un directivo o un docente (como suele suceder en la realidad).
Estas actividades nacen de la identificación de un problema que afecta a la percepción de la institución educativa como marca.
La preparación y maduración de una edu experience no puede ser de la noche a la mañana. Jamás comienza con la idea de la actividad, inicia con la identificación y planteamiento de la problemática.
Si tu colegio necesita ayuda para mejorar sus actividades de Marketing Educativo, escríbenos.
Referencias
Llorente, Carlos. (2019). Marketing educativo. Captación y fidelización de alumnos. ESIC Editorial.
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